Datos personales

Mi foto
Vilanova i la Geltrú, Barcelona, Spain
Soy abogada, vegana y tengo muchas ganas de vivir la vida. Soy activista por la consideración moral de todos los animales, me enamoran los tatuajes, me fascinan los idiomas, estoy enamorada del amor, me apasiona reír y debatir, nunca digo nunca, no le temo a lo que deseo, soy cinéfila y me encanta la música... y me rijo por algunas premisas como: "¿Por qué no?" y "La vida es el 10% lo que te pasa y el 90% como te lo tomas". Soy feliz. :)

jueves, 28 de marzo de 2013

Breve reflexión: Las comparaciones NO son odiosas.

Lo que realmente es odioso es no saber gestionar el resultado de dichas comparaciones.

Siempre he oído que las comparaciones son odiosas. No te compares con otras niñas y así no te verás ni fea ni gorda. No compares dos formas de besar porque tal vez creas que tu ex besaba mejor. No compares dos trabajos porque el tuyo quizá salga perdiendo y eso te cree frustración. No compares tu vida con la de otros para no sentirte inferior.

Bah. ¿Cómo voy a saber qué me gusta y qué no si no comparo? ¿Cómo sabré qué quiero y qué no quiero en mi vida si no comparo? Las experiencias deben compararse, siempre. Lo importante es saber gestionar lo que deriva de esa comparación; saber canalizarlo. A mí no me preocupa que me comparen, ni físicamente, ni mi forma de besar, ni emocionalmente, ni a nivel profesional... porque para unos/as, el resultado de la comparación será un claro favoritismo hacia mí y para otros/as será precisamente lo contrario y esto es lo que ordena el mundo, lo que hace que nos unamos con quienes nos unimos.

Cuando comparo aprendo, evoluciono y me desarrollo. Cuando comparo enfoco hacia lo que me interesa. Cuando comparo tomo decisiones y cierro puertas. Cuando comparo me recuerdo que estoy viva, que tengo poder de decisión sobre mi vida, que tengo las ideas claras, que estoy abierta a casi todo y que la vida es maravillosa, un constante de experiencias y aprendizajes. 

Os deseo a todos y todas muchas comparaciones y mucha capacidad de gestionarlas.

Laia García Aliaga