Datos personales

Mi foto
Vilanova i la Geltrú, Barcelona, Spain
Soy abogada, vegana y tengo muchas ganas de vivir la vida. Soy activista por la consideración moral de todos los animales, me enamoran los tatuajes, me fascinan los idiomas, estoy enamorada del amor, me apasiona reír y debatir, nunca digo nunca, no le temo a lo que deseo, soy cinéfila y me encanta la música... y me rijo por algunas premisas como: "¿Por qué no?" y "La vida es el 10% lo que te pasa y el 90% como te lo tomas". Soy feliz. :)

martes, 3 de julio de 2012





Los cinturones de colores y la contigüidad temporal

Por todos es sabido que a menudo a los practicantes más pequeños de edad (que no de ilusión, dedicación y fuerza interior) se les otorgan cinturones de dos colores o se les ponen rallas en el cinturón para identificar qué grado poseen. Durante años, tanto yo como otros compañeros nos hemos preguntado cuál debía ser el motivo de esta actuación y solo se nos ocurría una respuesta: la motivación a los más pequeños. Parece que cuando no entendemos algo siempre lo achacamos a que debe servir para motivar al practicante. Mi intención con este artículo es explicar, a fondo, el porqué considero que se utiliza este método.

Las conductas animales (los humanos entramos, obviamente, en esta categoría) se producen y controlan mayoritariamente según sus consecuencias. Todos los animales respondemos a estímulos externos, lo cual puede parecer caótico pero es perfectamente entendible a través de los procesos de aprendizaje.

Lo que debemos tener en cuenta también es que las relaciones entre nuestra conducta y las consecuencias que esta genera no son siempre determinantes como lo es el hecho de apretar un interruptor y que se encienda una luz, sino que son probabilísticas. Es muy importante que se produzcan lo que en psicología del aprendizaje se conoce como “asociaciones”. Esto es, el hecho de relacionar determinada conducta con determinada consecuencia que, con posterioridad a haber ocurrido, valoraremos si es beneficiosa o perjudicial para nosotros, hecho que nos ayudará a decidir si queremos o no volver a repetir dicha conducta.

La condición que determina si se formarán o no estas asociaciones tan necesarias, es la contigüidad temporal. Volviendo al ejemplo anterior, si entramos en una habitación oscura y apretamos un interruptor, su consecuencia inmediata es que se encenderá una luz. Por lo tanto incluso un niño pequeño sería capaz de asociar su conducta (apretar interruptor) con la consecuencia (se enciende la luz). En cambio, ¿qué pasaría si entre que lo apretamos y se enciende, hubiera una demora temporal? ¿Qué pasaría si tardara 10 horas en encenderse la luz tras haber tocado el interruptor? ¿Sabríamos, entonces, asociarlo? Cuando mayor sea la demora, menor será el aprendizaje.

Y llegados a este punto, vamos a lo que más nos interesa. Todos los animales necesitamos reforzadores tras nuestras conductas. Estos reforzadores, que como tales deben ser positivos, nos hacen apreciar que nuestra actividad nos da frutos, que merece la pena seguir el camino que hemos tomado. Si os fijáis en ejemplos de los más cuotidianos, cuando ponemos una moneda en una máquina de refrescos y apretamos el botón del refresco que queremos, a los pocos segundos la máquina nos lo dispensa (no necesitamos reforzadores). En cambio, si metemos una moneda en una máquina de café, tardamos incluso un par o tres de minutos en poder retirarlo para beberlo. También si apretamos el botón del ascensor, tardamos incluso cinco o seis minutos en poder subir a él. En los dos últimos ejemplos, en los que hay demora entre nuestra conducta y la consecuencia, se nos ofrecen reforzadores (estímulos). En el caso de la máquina de café, en vez de realizarse el proceso internamente y mostrarnos el café directamente elaborado, se nos muestra como aparece el vaso, se vierte el azúcar, cae el chorro de café, se oye un ruido desde que le damos al botón de la bebida que queremos hasta que podemos retirarla de la máquina… en el caso del ascensor un panel luminoso nos marca por qué piso va en cada momento. Todo esto, son reforzadores que nos ayudan a aprender qué consecuencia tendrá nuestro acto y que nuestra espera no es en vano.

Todo lo anterior explica perfectamente porqué beneficia, especialmente a los practicantes de poca edad, ver reforzada su conducta mediante rallas en el cinturón u obteniendo cinturones de dos colores (que acorta el plazo entre entrega y entrega de los mismos). Los/las críos/as que practican artes marciales se encuentran en pleno proceso de aprendizaje a nivel general, en su vida. Ello les dificulta más de lo que se nos dificulta a los adultos, el hecho de asociar conducta con consecuencia beneficiosa. Por ese motivo, no solo para motivarlos como siempre argumentamos, sino para facilitar su proceso de aprendizaje y para que sean capaces de entender que su esfuerzo y su práctica adecuada y responsable de Artes Marciales les lleva a mejorar, debemos conseguir que esa mejora se vea reflejada con cada uno de los reforzadores que les otorgamos.

Por este motivo es muy necesario que a los niños y niñas de corta edad a los que instruimos en Artes Marciales reciban un reforzador cada poco tiempo, ya no solo para que se motiven y no dejen de asistir a los entrenamientos, sino para ayudarlos en su proceso de aprendizaje y de asociación, lo cual de forma indirecta los motivará, pero les beneficiará mucho más allá de esa motivación.

Artículo publicado en la revista digital de IBF, en su número 20, que podéis descargar aquí:  http://dl.dropbox.com/u/20425777/revista20.pdf

 Os deseo mucho aprendizaje a todos y todas.

Laia García Aliaga

No hay comentarios:

Publicar un comentario